viernes, 5 de septiembre de 2008

Famoseo

La llamada "prensa rosa" está desmadrada. Ha rebasado todos los límites deontológicos y ni siquiera se cumplen requisitos mínimos de profesionalidad: no se comprueba la veracidad de la información, ni siquiera importa que tenga un mínimo de apariencia de verosimilitud. Cualquier cosa que aumente la audiencia vale, aunque sea manifiestamente mentira con tal de que contenga el suficiente morbo como para atraer a lo peor de la sociedad, de nosotros mismos.
Hay "profesionales de la venta de exclusivas" que son famosos y viven de la nada, de vender sus intimidades tras llegar a ser conocidos por conductas fundamentalmente relacionadas con la bragueta. Son las Belenes Esteban del potaje. Pero son obvios, no engañan a nadie, van a lo suyo. En realidad no me importan y me parece que si venden es porque hay quien compre. A los que no tolero de verdad es a los periodistas que los sacan de anonimato y les permiten seguir viviendo del cuento y que ellos mismos se estén convirtiendo en personajes mediáticos.
Hay otros famosos que son muy celosos de su intimidad hasta que necesitan promocionarse o vender un producto que representan. Son los enemigos acérrimos de los paparazzi que se vuelven amabilísimos y responden cualquier pregunta que se les plantee por descarada que sea y que una vez acabado el negocio retornan a su odio, a la defensa de su "dignidad" y "derecho a la intimidad". Los conocemos perfectamente: Fran Rivera, Isabel Pantoja, la Duquesa de Montoro (¡cómo cambia cuando vende los ositos de plata!)...
Otros famosos que deben su reputación a su actividad profesional y que no negocian con sus intimidades, también se ven expuestos a los tiburones de la prensa, no por interés sino por haber infringido el sagrado deber de la discreción, que debe ser especialmente cumplido por los personajes públicos pero que éstos no lo hacen, exponiendo a sus familiares y sobre todo a sus parejas en eventos públicos y permitiendo que sean fotografiados. En definitiva, dándolos a conocer. Otras muchas veces se debe a que se relacionan con las personas que menos les convienen. Sea cual sea el motivo, sus vidas privadas son del dominio público, muchas veces debido a que sus ex, por dinero o venganza o ambos, airean los trapos sucios del famoso, como les sucedió a Martina Navratilova, Paul McCartney, Jodie Foster...
Finalmente están los personajes famosos pero auténticas víctimas de la inmoral prensa "de las porteras", que ni han intentado beneficiarse con su fama, ni han sido indiscretos, ni se han relacionado con quienes no debían, pero que al trascender algún acontecimiento que les concierne, normalmente muy a su pesar, han desbocado a los perros de presa que se ceban con ellos, apareciendo a continuación las hienas a devorar los despojos. El último caso que conozco es el desencadenado a raíz del fallecimiento de la Duquesa de Medina-Sidonia, cuya vida privada ha sido aireada, manipulada, tergiversada y a propósito malinterpretada, y su viuda, principal víctima del caso ya que es la que ahora tiene que enfrentar esta humillante e indigna situación, indefensa ante tan poderosos adversarios, ella que siempre se mantuvo en segundo plano, casi invisible.
Por cierto, que a los propietarios de los medios de comunicación JAMÁS les sacan los trapos sucios, que para eso son los amos, y ya puestos ¿es que nadie siente curiosidad por saber si Polanco -que en gloria esté o donde le corresponda- dormía siempre con su esposa?
A esto es a lo que han llegado los medios de comunicación, si la llamada "prensa seria" mantiene secciones de horóscopos y cada vez aumenta mas el espacio dedicado al famoseo, si no interesa informar sino provocar instintos y añadimos la manipulación de los grupos de poder, vamos encaminados sin remedio a una sociedad ignorante, condenada a repetir sus errores, manipulada, dócil, sin objetivos, hedonista y egoísta... ¡Qué asquito me está entrando!...
Si todavía me parece bien seguir viva es porque aún encuentro algun@s "raros" que piensan, que poseen honor y ética, que son ejemplares y definitivamente auténticos "homo sapiens sapiens".
Quizá quede algo de esperanza para la humanidad, después de todo.

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